Hay investigaciones científicas que demuestran que el cerebro humano está íntimamente conectado con las emociones. La conexión entre el cerebro y las emociones es bidireccional, lo que significa que las emociones pueden afectar la actividad cerebral y, a su vez, la actividad cerebral puede afectar las emociones.
A través de nuestras percepciones, el cerebro procesa la información que recibimos del mundo que nos rodea y construye historias coherentes para vivenciar nuestro día a dia. Este hecho, nos lleva a observar lo importante que es que los niños y niñas tengan espacios para su desarrollo emocional desde edades bien tempranas, adquiriendo herramientas que ayudan a la protección del propio bienestar.
Gracias a mi experiencia como acompañante de niñas y niños para su desarrollo emocional, tanto a nivel particular como en grupo a través de talleres para el desarrollo emocional, hemos evidenciado que cuando los niños y niñas aprenden a reconocerse en sus sensaciones físicas y sus emociones, aprenden a regular su energía y a expresar sus pensamientos, desde la libertad, asertividad y sin juicios, están fortaleciendo áreas importantes de sus cerebros, como son el sistema límbico y la corteza prefrontal, lo que les permite tener un comportamiento y relaciones interpersonales más sanas.
Mi hijo está madurando mucho en este aspecto, gracias a tus Talleres, y observamos en él una mayor capacidad de autorregulación.
Además, entrenar su mente para un buen desarrollo integral, puede ayudarles a reducir sus niveles de ansiedad y estrés, superar miedos y aumentar su autoestima y autoconfianza.
En mis talleres para el desarrollo emocional realizamos actividades y entrenamientos que fomentan la reflexión, la autoobservación, la expresión y la comprensión de nuestro universo emocional, a través de juegos, dinámicas personales y de grupo, arte y ejercicios de mindfulness, entre otras muchas herramientas.
En definitiva, cuando creamos espacios para el desarrollo emocional en niños y niñas, estamos sembrando pequeñas semillitas para que se conviertan en adultos más equilibrados y capaces de afrontar los desafíos de la vida de una manera más saludable y con mayor confianza.
¡Vamos a darle la importancia que se merece al fomento del desarrollo emocional en nuestros pequeños, en este mundo BANI (frágil, ansioso, no lineal e incomprensible) que vivimos.
Si desde tu centro educativo, AMPA, o familia compartís estas reflexiones y estáis abiertos a incluir alguna de mis experiencias de aprendizaje, te animo a conectar conmigo. ¡Estoy aquí para poder ayudarte!