Afecto. El sexto sentido de orientación más íntimo

Hasta hace bien poco,  en mis acompañamientos, mostraba  a mis clientes un montón de expresiones faciales, infiriendo la búsqueda de una respuesta a través de la pregunta ¿Qué emoción estás sintiendo?. Un modelo de desarrollo de la inteligencia emocional que aprendí, usé personalmente, compartí con los demás y que ya es antiguo para mí.

He aprendido a ver la vida como una aventura de exploración continua. Nuestro cerebro predice y lanza pensamientos a modo de máquina expendedora de chicles.

¿Te comerías un chicle en mal estado? Entonces, ¿para qué prestas atención a un pensamiento que no te sienta bien? Si con 3 pensamientos y sus sensaciones, construyes una emoción única y personal para vivir un momento de la vida.

Las emociones NO son universales, las emociones las crea cada aventurero/a en su día a día usando pensamientos (o chicles) que provienen de lo más profundo de nuestras experiencias y expectativas. Y, usando la neurociencia aplicada al día a día, podemos decir que «un pensamiento es un conjunto de imágenes mentales que relaciona una persona, lugar, animal o cosa con una idea«. «Si la emoción no viene generada por la persona, lugar, animal o cosa, proviene de la idea asociada a esa persona, lugar, animal o cosa» -David del Rosario-

Nada ni nadie te hace sentir nada. Sólo son esos «chicles» que te comes y usas los generadores de sensaciones y emociones. Así que, estoy desaprendiendo, conectando conmigo, observando-me y viviendo más en mí pudiendo elegir «chicles en buen estado».

Una «emoción» solo es una palabra que hemos aprendido, dentro de nuestro contexto cultural, para expresar a los demás cómo pensamos y sentimos.

Gracias a las investigaciones de las neurociencias y, en concreto, a la neurociencia aplicada al día a día, uno de mis más bonitos hallazgos, ha sido descubrir que yo no pienso, piensa mi cerebro (menuda sensación de libertad que ofrece ver esta idea) y que dispongo de una brújula interna que me dispuse a aprender a usar.

Esta brújula, EL AFECTO Ó SENSACIÓN BÁSICA, junto a nuestra respiración y capacidad atencional, es el medio a través del cual decidir si un «chicle» está en buen estado o no. Veo que todo es mucho más básico de lo que aprendí y ahora este nuevo artilugio, nos ayuda a identificar:

  • El arousal. Tu nivel de activación, excitación o revolución mental.
  • La valencia. Tu nivel de bienestar o paz interior.

Ya que aprendí algo nuevo y que me sirve de tanto (es demasiado largo transmitirlo en estas líneas), puse en práctica algunos «experimentos» en mis acompañamientos y en mis aulas y hemos construido nuestras propias brújulas para poder integrar esta nueva forma de vivir la vida y poder navegar por nuestro universo emocional único, propio y personal con mayor orientación, coherencia y honestidad. 

Y ahí vamos, navegando la vida y cocinando nuevas percepciones, nuevos pensamientos y sensaciones para vivirnos, sentirnos y darnos cuenta de cómo funcionamos por dentro, creando nuevos conceptos emocionales y nuevas emociones. Toda una aventura que nos puede dejar más en el presente para explorarnos y permitirnos darnos mejor a los demás.

Una herramienta con la que podemos medir nuestra sensación básica y ubicarnos en cualquier instante dentro de nuestro Universo Emocional.

Si la emoción no viene generada por la persona, lugar, animal o cosa, proviene de la idea asociada a esa persona, lugar, animal o cosa. -David del Rosario-

¿Qué sientes al prestar atención a ese pensamiento?

Al hacerte la pregunta y mirar en tu interior, vas a darte de bruces con una percepción interna, una sensación básica compuesta de dos piezas. La primera es tu sensación de bienestar o malestar. ¿Puedes sentirla?

La segunda pieza del puzle es tu nivel de activación mental, el cual te indica si estás tranquilo o excitado. ¿Puedes percibir tu nivel de activación? ¿Lo tienes?

La sensación de bienestar/malestar y el nivel de activación dan forma a tu sensación básica. En el mundillo científico la sensación de bienestar o malestar se conoce como «valencia», el nivel de activación como «arousal» y la combinación de ambas es la sensación afectiva o «afecto» a secas. Tenemos la inercia de pasar por alto esa sensación básica. De conceptualizarla. De hacerla más compleja. En tu caso, por ejemplo, le has dado a la sensación básica un contexto, una categoría emocional, antes de responder «Agradecimiento».

Para saber si un pensamiento es útil, no es necesario convertir la sensación básica en un concepto ni tampoco categorizarlo. A decir verdad, es un gasto de energía innecesario. Sobra, y basta con mirar la sensación básica.

Dirige la atención al lugar preciso donde puedas sentirte.

Deja de ver los pensamientos en función de si son verdad o mentira y comienza a verlos según su utilidad en este momento preciso y presente.

La atención se dirige del pensamiento al sentir.

No inviertas ni un ápice de energía en una construcción mental inútil. Sin atención sostenida, tu cerebro interpreta el pensamiento como una propuesta inútil y lo tira. Al tirarlo, la probabilidad de que sea propuesto en una situación futura similar disminuye. Aplicar la premisa «usar o tirar» al día a día nos permite reeducar el cerebro de forma consciente.

-Extracto de La biología del presente- que puede ayudarnos a ver la diferencia entre afecto y emoción.

Si tu curiosidad te lleva a necesitar explorar estas ideas y saber más, no dudes en contactar conmigo

 

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