Este es un extracto de una conversación con una adolescente de 16 años con la que he iniciado un proceso de coaching y que está en proceso de elegir hacia dónde dirigir su aprendizaje después de la ESO. Qué importante es cambiar la pregunta en una sesión de coaching y pasar del por qué al para qué.
¿Cuáles son tus objetivos?
– Estudiar y aprobar los exámenes. Gesto de resignación.
¿Por qué estudias? Su gesto se encogió.
– Porque tengo que sacar 4º de la ESO.
¿Qué harás después de la ESO?
– No lo sé.
Y… ¿para qué aprendes? Su gesto irradió asombro. Se dedicó un momento para responder.
– Para sacarme 4º de la ESO.
Y, ¿para que quieres sacarte 4º de la ESO?
– Para poder ganar dinero.
Y, ¿para qué quieres ganar dinero?
– Para comprarme cosas
Ahora, respira hondo y lleva tú atención a tus sensaciones y, desde ahí, busca una respuesta.
¿Para qué quieres comprarte cosas?
– Para disfrutar
¿Para qué quieres disfrutar?
– Para ser feliz
Y, ¿para qué quieres ser feliz?
– Para cuidarme y estar bien.
Todos vamos en busca de esa felicidad. Cuando empezamos a conocernos a nosotros mismos, comenzamos a ver la vida desde nuestro interior, no desde lo externo.
En el acompañamiento educativo, emocional y vocacional, la forma en la que formulamos nuestras preguntas puede marcar una diferencia enorme. Estamos acostumbrados a preguntar “¿por qué?” ante ciertas decisiones o comportamientos, pero esta pregunta, aunque bien intencionada, suele invitar a la justificación lógica, más que a la reflexión intuitiva. El “por qué” a menudo activa respuestas automáticas, defensivas o cargadas de resignación, como hemos visto en esta conversación : “Porque tengo que sacar 4º de la ESO”.
En cambio, cuando pasamos del “por qué” al “para qué”, abrimos una puerta al sentido, a la intención, al propósito. Esta pequeña gran diferencia permite que la persona conecte con su motivación interna, con aquello que realmente le importa, más allá de lo que el sistema, la familia o la sociedad esperan de ellos.
En este caso concreto, la joven empezó hablando desde la obligación: “Tengo que estudiar”. Pero a medida que profundizamos con preguntas de propósito y con herramientas de autoconocimiento, su discurso y su cuerpo se transformaron. El asombro apareció y la conexión emocional y con su intuición también. Al final, su respuesta no fue académica, ni práctica, sino humana: “Para ser feliz, cuidarme y sentirme bien”. ¿Y acaso no es ese el deseo más legítimo de cualquier ser humano?
Invito a las familias y educadores a escuchar con curiosidad, a cambiar la mirada, y a acompañar desde preguntas que despierten la conciencia del propósito. Los adolescentes no necesitan más presión externa; necesitan sentir que su vida tiene sentido y que lo que hacen cada día los acerca a una versión más auténtica y plena de sí mismos.
Acompañar desde los “para qués” no solo transforma las respuestas, puede transformar la vida. Por tanto, si cambias tus preguntas, quizá exista la posibilidad de que cambien sus respuestas.
Usa tú también el «para qué», quizás puedas descubrirte y comprenderte mejor a tí mism@. ¿Para qué hago lo que hago? ¿Para qué estoy sosteniendo este pensamiento? ¿Para qué dedico mi tiempo a esto? ¿Para qué? ¿Para qué? ¿Para qué? Confío que te sirva; si es así, me encantará conoce tu experiencia.
Y si crees que tus hijos e hijas necesitan de una figura externa que les acompañe en su desarrollo integral, no dudes en contactar conmigo. Estaré encantada de acompañarles en Coaching para Pequeños Héroes a que se descubran y accionen en favor de sus necesidades, talento y creatividad.